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Las actividades extraescolares

Del tiempo libre al tiempo esclavo, a través del consumo compulsivo

Hace algún tiempo, en unas colonias de verano, un niño de unos diez años, enfadado con unos compañeros con los que había tenido algunos choques, se acercó a la monitora responsable para quejarse muy seriamente: “¡Yo he pagado para pasarlo bien!”.

Más allá de la anécdota divertida -¡pero auténtica!- sobre el siempre sorprendente ingenio de la infancia, la queja ilustra perfectamente la arraigada mentalidad de consumidor que, “habiendo pagado”, quiere “el bistec al punto”, el “mantel inmaculado”…, es decir, el se…

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